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Cuando el amor intoxica

Aquí os dejo un artículo que escribí para la revista Malicieux Magazine 🙂 

¿Se puede salir de una relación tóxica? Sí, se puede. Hay vías para conseguir liberarnos de este tipo de situaciones y poder recuperar nuestra identidad personal, nuestro espacio y, en definitiva, nuestra vida.

Si algo está claro, es que en el tema del amor no hay una enseñanza estipulada que podamos recibir en la escuela o en la universidad, sino que el aprendizaje que hacemos sobre el mismo es el propio que nos da la experiencia y el bagaje personal.

Precisamente partiendo de esa premisa, mantener una relación sentimental con alguien puede suponer una avalancha de sensaciones bastante placenteras inicialmente, pero que a medio-largo plazo pueden acabar desembocando en algo totalmente contrario a lo que habíamos esperado en un primer momento.

Esto es lo que puede suceder cuando nos enamoramos de una persona tóxica. Y es que acabamos constituyendo una relación envenenada, que puede acabar por contaminarnos a nosotros también a nivel individual, generando toda una serie de conceptos erróneos sobre el mundo y sobre nosotros mismos como persona, dando lugar entre otras cosas a una autoestima extremadamente baja, y en muchas ocasiones, a una dependencia interpersonal muy fuerte y arraigada.

Realmente, cuando hablamos de relaciones tóxicas, nos vamos a referir principalmente en este artículo a las relaciones de pareja, pero también pueden establecerse relaciones tóxicas a muchos otros niveles: en la amistad, en la familia, incluso a nivel laboral entre compañeros de trabajo. Y es que nadie tiene una etiqueta pegada en la frente cuando le conoces que indique si se trata de una persona tóxica o no.

Acabamos constituyendo una relación envenenada, que puede acabar por contaminarnos a nosotros también a nivel individualPor eso es tan importante estar concienciados en este sentido, para poder disparar la alarma si vemos ciertos indicadores en esta relación que nos hagan sospechar de que muy saludable y equilibrada no es.

El problema surge cuando estamos tan sumergidos en ella que nos ha absorbido hasta tal punto en el que ya hemos perdido la objetividad con la que contábamos al principio, quedando a merced de esa venda tan característica que se nos coloca en los ojos cuando estamos muy vinculados a alguien y no vemos más allá de lo que esa persona nos muestra o nos quiere mostrar, independientemente de lo que nos diga nuestro entorno y aquellas personas que verdaderamente nos quieren.

Así pues, si tuviéramos que definir el concepto de relación tóxica, éste haría referencia a aquellas relaciones en las que por encima de los buenos momentos que puedan existir, destaca un sufrimiento desmesurado por parte, o bien de los dos miembros de la pareja, o de solo uno de ellos.

En este último caso es posible que hablemos, además, de una relación de dependencia emocional pura y dura, pues son dos conceptos que están tremendamente relacionados.

¿Cuáles son las características de las relaciones tóxicas? Aquí vamos a agrupar algunas de ellas:

  • En esta relación, tienes más momentos de sufrimiento, culpabilidad y malestar que de bienestar y felicidad.
  • Lo que prima por encima de todo es solucionar los conflictos y los enfados continuos que se producen, suponiendo un desgaste continuo de tiempo y energía, al menos por parte de uno de los miembros de la pareja.
  • Tratas de salvar la relación constantemente de la inminente  ruptura, pese a darse cuenta de que cada vez resulta más complicada de rescatar y que esto solo consigue desgastarla todavía más.
  • Cada vez sientes que te cuesta más tomar las decisiones por tu cuenta, necesitando por otro lado de la opinión y la aceptación de la otra persona de forma continua y permanente.
  • Renuncias a mantener muchas áreas de tu personalidad y de tus aficiones, con la intención de hacer feliz al otro y de evitar posibles conflictos. Se pierden los límites en cuanto al respeto y al amor propio.
  • Pasas la mayor parte del tiempo cediendo a aquellas cosas que te hacen feliz para no molestar a tu pareja y que esto no suponga una fuente de conflictos y problemas para la relación.
  • Tienes una sensación muy profunda y arraigada de que eres la víctima, llegando a tomar por cierto todo lo que la otra persona te dice, ya que si él/ella es quien más te conoce y te transmite esos mensajes, será porque son ciertos.
  • Sientes mucho miedo a quedarte solo. Uno de los mantenedores principales de estas relaciones tóxicas es este miedo a la soledad que vendrá después de una posible ruptura con la pareja actual.

A menudo las personas que conforman la relación, o por lo menos una de ellas, se abrazan a los efímeros y breves momentos de felicidad que pueden vivir en pareja, como si de un clavo ardiendo se tratase, perdiendo por otro lado toda posibilidad de reconstruir esta felicidad bien con otra persona o bien de forma individual, trabajando y fortaleciendo nuestra autoestima y nuestros objetivos y metas vitales.

¿Se puede salir de una relación tóxica? Sí, se puede. Hay vías para conseguir liberarnos de este tipo de situaciones y poder recuperar nuestra identidad personal, nuestro espacio y, en definitiva, nuestra vida.

A menudo las personas que conforman la relación, o por lo menos una de ellas, se abrazan a los efímeros y breves momentos de felicidadEsto se consigue trabajando principalmente nuestra autoestima y autoconcepto, junto con el aprendizaje de estrategias útiles y efectivas de comunicación y, en algunas ocasiones, trabajando también esa dependencia emocional, para fomentar unas relaciones más saludables tanto con nosotros mismos como con los demás.

Para tratar todo esto en ocasiones en las que liberarse de esta relación nos sobrepasa, podemos acudir a un/a psicólogx que pueda ayudarnos, empleando diversas técnicas para poder superar esta etapa y así recuperar nuestra independencia y el control sobre nuestras vidas lo antes posible.

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