Se trata de un término muy utilizado especialmente en relaciones no monógamas, cuando
además de estar con tus relaciones/vínculos habituales, aparece alguien nuevo en escena.

La Energía de la Nueva Relación (ENR) hace referencia a todas esas sensaciones de
enamoramiento que se despiertan cuando conoces a alguien que te gusta mucho, con quien
conectas un montón, en quien no puedes parar de pensar, y con quien te descubres queriendo
quedar todo el rato y queriendo compartir momentos de intimidad. Además, tiendes a pasar
por alto sus defectos y aquello que no te gusta.

En todo esto la química de nuestro cerebro, como no, tiene un importante papel.
Especialmente algunos neurotransmisores como la serotonina, al dopamina o la noradrenalina
se disparan y hacen que entremos en una especie de fase de “obsesión” o de ansiedad al
pensar en la otra persona. Básicamente, es como el enamoramiento de toda la vida.

Lo que ocurre es que en relaciones no monógamas, esta situación puede provocar importantes
desajustes. Y es que si nos dejamos llevar por esa energía, podemos acabar descuidando a los
demás vínculos, escalando demasiado rápido con la nueva relación o dejándonos llevar por ese
enamoramiento y esa idealización que suele haber. Esto nos puede llevar a pactar acuerdos
poco justos de cara a las demás relaciones ya existentes.

Esta fase de enamoramiento no es que sea mala ni mucho menos hay que tratar de evitarla, de
hecho, suele resultar muy placentera y estimulante, pero es importante hacer una buena
gestión de la misma: comunicación y muchos cuidados, especialmente hacia las demás
personas con las que te estés vinculando, para que no se sientan abandonadas o eclipsadas
por la nueva relación. Porque puede hacer bastante pupita.